Pitágoras de Samos (582-500 a.C.): “La filosofía es un afán de saber libre y desinteresado”.
Sócrates (469-399 a. C.): “La filosofía es un afán que siente el hombre por saber de sí mismo” (“Conócete a ti mismo”). “La filosofía es el amor permanente a la sabiduría y la búsqueda de la verdad de las cosas; pues la sabiduría misma es patrimonio de los dioses”. “Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta”.
Platón (427-347 a. C.): “La filosofía es la ciencia de la razón de las cosas”. “La filosofía es la más alta ascensión de la personalidad y la sociedad humana por medio de la sabiduría”.
Aristóteles (384-322 a.C.): “Todo lo que sobre este punto nos proponemos decir ahora, es que la ciencia que se llama Filosofía es, según la idea que generalmente se tiene de ella, el estudio de las primeras causas y de los principios. La filosofía es la ciencia del ser en tanto que ser”.
San Agustín (354-430): “La filosofía es un afán de Dios”.
Epicuro (341-270 a. C.): “La filosofía es una actividad que procura con discursos y razonamientos la vida feliz”.
Séneca, Lucio Aneo (4-65 d.C.): “La filosofía es la teoría y el arte de la conducta recta de la vida”. “La filosofía es la sabiduría de la perfección del alma humana. La filosofía es el amor y la investigación de la sabiduría”.
Cicerón, Marco Tulio (106-43): “La filosofía es el conocimiento de las cosas divinas y humanas y de sus causas y principios en que todas ellas se contienen”. “La filosofía es la maestra de la vida, la inventora de las leyes y la guía de la virtud”.
San Clemente de Alejandría (150-215): “Por filosofía no entiendo la estoica, la epicúrea o la aristotélica, sino a lo que estas escuelas hayan enseñado que sea conforme a la verdad, a la justicia, a la piedad, a esto llamo yo selecta filosofía”.
Plotino (205-270 d.C.): “Así, pues, de entre las partes de la filosofía la dialéctica es la de más valor… De igual manera, la filosofía estudia las cuestiones morales partiendo de la dialéctica y pone ella de su parte los hábitos y los ejercicios de los que los mismos hábitos provienen. Por lo demás, los hábitos racionales obtienen su sello característico de su origen dialéctico, que conservan en gran parte a pesar de estar sumergidos en la materia”.
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